(Por Sandra Cavazzini) - “Nací en una ciudad donde se respira básquet. De todas maneras no formo parte de una familia dedicada a este deporte”, declara Néstor Rafael “Che” García. Sus inicios en el basquetbol se relacionaron con una recomendación médica de aprender a incorporarse dentro de grupos para subsanar cierto grado de agresividad que acarreaba. Así se dio su ingreso a Olimpo, club en el que vivió su infancia y adolescencia.
El amor por el básquet lo llevó de Olimpo a Independiente. García cree que en su ciudad no hay muchas otras opciones más que el deporte de la pelota naranja, porque “en Bahía Blanca el básquet se te mete, es una Ciudad de Básquet, la gente se interesa por este deporte, los medios te informan constantemente y llega un momento en que te empapás y te ponés competitivo”.
El “Che” se define como una persona muy desarraigada. Recorrió clubes, ciudades y países en su búsqueda y, a pesar de que su familia es muy importante sabe que “la personalidad que tengo en la cancha no es la misma que tengo en mi casa”. Con un apodo adquirido en Puerto Rico, donde a los argentinos se los identifica con el Che Guevara, Néstor reparte su tiempo libre entre la música y la lectura de libros sobre religiones, culturas y modos de vida.
Cada partido, una toalla
Si hay algo que caracteriza a García es llevar consigo una toalla. Entre costumbre y cábala, todo empezó en Puerto Rico cuando en 1989 un entrenador lo dejó a cargo del equipo. “Yo tenía 23 años y me tocó un partido dificilísimo”, comenta, “en el que tomé una toalla para secarme la transpiración. Mientras la tenía encima el equipo pasaba arriba por 5 o 6, pero cuando la dejaba se nos ponían adelante; entonces sentí que la toalla jugaba mejor que todos los jugadores que tenía.”
Según García, la toalla es la que más sabe de él, sabe cuando tiene miedo y cuando se intuye ganador, le transmite la energía de la gente. “Además de ser una cábala es una válvula de escape muy grande para mí y voy a seguir usándola. La idea es tratar de hacer un montón de toallas para regalárselas a la gente y ver ese estadio con miles de toallas en el aire”, confiesa.
La gente
La hinchada, esa gente y su pasión por los colores, es uno de los condimentos más importantes, “por lo menos para que esté yo al frente del equipo”, dice García. “Tal es así que la considero un ejército y mucha gente me lo ha confirmado”. Señala que la hinchada es el jugador más obediente, aquella que no necesita recibir instrucciones, que hace del club su casa, tal como Olimpo o Independiente fueron alguna vez la suya.
Ayer y hoy
DT del Peñarol campeón del 94, hace seis años que no dirige en el país (su última fue una mala experiencia, en Argentino de Junín). Pasó con éxito por Gaiteros de Zulia de Venezuela, Halcones de Xalapa de México, Malvín de Uruguay y Minas Tenis de Brasil, entre otros. Incluso tuvo a su cargo al seleccionado uruguayo y fue asistente de los boricuas. Actualmente, se desempeña como entrenador en Marinos de Venezuela, al que accede luego de que Fernando Duró fuera despedido. El conocimiento del básquet de Sud y Centroamérica y su amistad con Lamas lo llevan a formar parte del cuerpo técnico de la Selección para el Preolímpico que arrancará el 30 de agosto en Mar del Plata.
Néstor, el “Che”, el amigo de Lamas, muchas denominaciones, un solo amor: el básquet.
lunes, 15 de agosto de 2011
El "Che" García, alguien más que un ayudante de campo
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